Deriva sur :: Fernando Sánchez
San Cipriano, Valle del Cauca, Colombia.
Una comunidad afro en un entorno verde-tropical, donde casi siempre llueve. Ubicada a unas dos horas de ruta yendo desde Cali hacia el oeste, un rato antes de llegar al Puerto de Buenaventura en el pacífico colombiano.
Pero a San Cipriano no llegan caminos ni la carretera, sino las vías de un tren que ya no circula. En su lugar, el ingenio popular implementó allí un medio de transporte adaptado a la infraestructura ferro-viaria, conocido como las "brujitas".
Un carro de madera con asientos, montado sobre rulemanes que hacen máquina con los rieles del antiguo Ferrocarril del Pacífico.
Hace algunos años, un nuevo salto creativo dio lugar a las "motobrujitas", reemplazando la acción manual que empujaba el carro con una vara, por la tracción de una moto de baja cilindrada montada sobre el carro.
Cerca de 600 habitantes conforman ese micromundo que late al ritmo selvático del litoral, de los ríos, de la brisa templada y del rugir de las motobrujitas que diariamente transportan a lugareños e innumerables turistas interesados en algo más que destinos convencionales.